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BOUDICA, LA REINA QUE SUBLEVÓ A LOS BRITANOS

 El presente escrito versa sobre un personaje que ha cobrado relevancia en los últimos tiempos. Nos referimos a la reina Boudica que comandó un ejército de pueblos britanos contra el poderío militar de una Roma que alcanzaba su apogeo territorial y militar. Más allá de ser citada por algunas fuentes clásicas romanas, la vida de Boudica prácticamente se mantuvo invisibilizada por varios siglos. Sobre la base de este vacío temporal e historiográfico, invitamos al lector a interiorizarse sobre las acciones de esta reina que, a pesar de sus limitaciones, logró desnudar las debilidades del Imperio romano.    

 


La chispa de la insurrección

En Los comentarios de las guerras de las Galias, de Cayo Julio César, se puede apreciar los primeros contactos entre romanos y los pueblos britanos luego que el cónsul decidiese invadir la isla entre el 55 y 54 a.C. Según su propio testimonio, el motivo de la operación se debió al apoyo que brindaban las tribus celtas a los galos en materia de guerreros y suministros. Pero, en realidad, la razón de la expedición fueron las ricas minas de estaño y hierro que permitirían llenar las arcas romanas y, particularmente, saldar las deudas de César con sus acreedores. Además de la apropiación de estos minerales, sus triunfos militares dieron como resultado la provisión de ganado, esclavos e impuestos; y la lealtad de las elites guerreras britanas al entregar a sus hijos como rehenes. También debían velar por mantener la seguridad de la región incorporándose como tropas auxiliares a las legiones romanas. El límite imperial quedó trazado con la fundación de asentamientos urbanos, siendo Londinium (Londres) y Camolodonum (Colchester) los más importantes.

 En el año 61 d.C, luego de un siglo de ocupación romana en la isla, Boudica, hija de un noble, se casó con Prasugatus, rey de los icenos. Se trataba de un pueblo que no había jurado lealtad a los romanos, aunque firmaron un pacto comercial. Tácito explica que este acuerdo produjo el enriquecimiento y la estratificación entre los icenos, y con relación a otras tribus de la región. Antes de fallecer, Prasugatus dictó que sus dominios fuesen entregados en partes iguales a sus hijas, y al Emperador romano. Más allá de la veracidad del hecho, podemos discernir que la figura real era un factor de estabilidad y su muerte podía generar el desconocimiento del acuerdo por ambas partes. Justamente, Tácito, sin eufemismos, sostiene que el fallecimiento del rey Prasugatus determinó la ruptura del pacto, y cuando los icenos rechazaron tributar al imperio, estalló el conflicto con los romanos. No queda claro si además de la exigencia fiscal, los romanos incluyeron como parte del acuerdo que las hijas de la realeza quedaran como rehenes y, en el futuro, se unieran en matrimonio con funcionarios romanos.

Mapa de la región de Britannia bajo dominio romano

  Hay consenso entre las fuentes clásicas en relación a que el desplante de los icenos condujo al saqueo de sus territorios y las posesiones de la nobleza. En cuanto a Boudica, fue azotada en público y sus hijas fueron ultrajadas por los legionarios. Las tierras expropiadas fueron entregadas a veteranos del ejército que continuaron con la política de opresión sobre la población y derribaron los cultos locales para construir un templo en honor a Júpiter. Este cúmulo de factores que se incubaron a lo largo de un siglo no hizo más que eclosionar. 

Reina guerrera

Los historiadores no mencionan porqué Boudica fue electa entre los pueblos britanos para encabezar la insurrección. Tácito menciona concilios secretos, una costumbre entre los celtas y germanos, donde los representantes de las tribus la eligieron para acaudillar el ejército. Además de su origen noble y representar a una de las tribus más importantes de la isla, era común que las mujeres tuviesen adiestramiento militar y participasen de las batallas. Este aspecto puede destacarse en la arenga que realiza Boudica a sus propios guerreros:

 Esta (..) no es la primera vez que los britanos fueron conducidos a la batalla por una mujer (…) Miren a su alrededor, y observen su número. Contemplad el orgullo despliegue de espíritus guerreros, y considerad los motivos por los que desenvainamos la espada vengadora. En este lugar debemos vencer o morir con gloria. No hay alternativa. Aunque soy mujer, mi resolución es firme: los hombres, si quieren, pueden sobrevivir con la infamia y vivir en la esclavitud.

 La rebelión de los britanos coincidió con el ataque del cónsul Paulino Suetonio a la Isla de Mona, un importante reducto de los druidas. Estos constituían una casta sacerdotal con funciones jurídicas y políticas que ofrecían un contrapeso a las funciones del rey. Además de la asamblea guerrera, era menester que la unción real contase con el apoyo de los druidas.  Al mismo tiempo, Tácito relató que la insurrección contó con el apoyo de las tribus aliadas a Roma. Estas brindaron información sobre el estado de situación de los asentamientos militares y sus puntos débiles. El levantamiento britano tuvo un fuerte carácter antirromano. El rechazo a la esclavitud, la tributación y la defensa de la libertad solo podía concretarse por la vía de la expulsión de los romanos de la isla. 

Fin de un sueño

Pese a una seguidilla inicial de triunfos militares, aparecieron disensos al interior de los britanos, que expresaron su oposición al liderazgo de Boudica. Surgieron tres facciones. La primera, la más radicalizada, deseaba la creación de una confederación de tribus britanas, lo cual ameritaba la expulsión de los romanos. La segunda, planteaba solamente dedicarse al saqueo y reparto del botín, y replegarse en los bosques e islas. Por último, un sector demandaba un nuevo acuerdo con el imperio, basado en el antecedente de Prasagatus.

 A través de las fuentes clásicas, Boudica habría decidido apoyar la eliminación de la autoridad y simbología romana, lo cual implicaba destruir los asentamientos imperiales y el sacrificio de prisioneros romanos para los rituales druídicos. Los historiadores romanos enfatizaron el salvajismo de Boudica y su insurrección, sin embargo,  podemos deducir que la decisión de la reina buscaba mantener la cohesión étnica, el apoyo de los jefes militares y los druidas frente al enemigo romano.  Pero, la desorganización de los britanos fue aprovechada por el cónsul Suetonio que logró reabastecer a sus tropas para preparar una nueva incursión.

  En la batalla de Paulespurium (61 d.C.), en la región central de Britania, Suetonio derrotó al ejército de Boudica. Los legionarios tomaron a los carros de transporte de los britanos y no tuvieron piedad con los familiares que acostumbraban acompañar a los guerreros. Los bosques, centro del culto celta, fueron arrasados. La dura derrota implicó el final para Boudica. En este punto, las fuentes no se ponen de acuerdo. Algunos sostienen que pereció en batalla, aunque nunca se pudo dar con su cuerpo. Otros, que decidió ingerir veneno. Más allá de las diferentes posiciones historiográficas, podemos afirmar Boudica, que arriesgó todo en la insurrección, no tenía la intención de culminar su vida desfilando encadenada por las calles de Roma.

La identidad celta y el nacionalismo británico

En términos temporales, la insurrección de Boudica fue parte de una serie de   levantamientos sociales a lo largo del imperio romano que duraron aproximadamente dos décadas. Motivos tales como la conscripción forzada, la presión impositiva, la esclavitud, el empobrecimiento de la población y la ocupación militar nos alertan sobre una Pax romana, que no fue para nada de pacífica. En el año 80 d.C, Calgaco, rey de Caledonia (antiguo nombre de Escocia) se levantó contra el yugo romano. Cuando les habló a sus tropas, recordó a Boudica y el sueño una confederación celta:

 Los icenos, a las órdenes de una mujer fueron capaces de quemar una colonia, de tomar un campamento y, si su buena  estrella no los hubiese vuelto negligentes, incluso sacudirse el yugo definitivamente (…) En las propias líneas de los enemigos encontraremos ayuda: los britanos reconocerá su causa, los galos recordaran su libertad anterior, los demás germanos los abandonaran (…) y ya no hay motivos de temor, fuertes vacíos, colonias de ancianos [veteranos del ejército], municipios echados a perder y en desavenencia, entre los que obedecen mal y los que mandan injustamente. Aquí hay un jefe y un ejército, allí hay tributos, minas [trabajo en las minas] y demás castigos propios de esclavos

 La figura de Boudica desapareció de los registros históricos por más de un milenio. Entre fines del siglo XIX y comienzos del XX, fue rescatada en el marco de la recuperación del legado britano en las ceremonias monárquicas. En 1902, se erigió una estatua en donde aparece subida a un carro de guerra junto a sus hijas. En un costado puede leerse una placa que contiene un extracto del poema titulado Boadicea, escrito por William Cowper en 1782. El fragmento dice: regiones que el César nunca conoció/ Tus herederos dominarán.

En el año 1902 se erigió una estatua de “Boudica y sus hijas” junto al río Tamesis, frente al Parlamento británico

  La conexión entre Boudica con Victoria I, pretendía ensalzar el ideal de la reina británica como figura maternal del Imperio británico y matriarca de Europa. Como si se tratase de una casualidad, el término boudica en celta significa victoria 

 Nos vemos… 

Léase

Cowper William. (1792). Boudicea an odea. Enlace: https://www.bartleby.com/lit-hub/hc/english-poetry-ii/320-boadicea-an-ode/

Hobsbawm, Eric. (2012). La Invención de la tradición, Editorial Crítica.

German Lindsey & Rees John. (2012). A people History of London, Verso. 

Julio Cesar, Cayo. (1985). Comentarios de la guerra de las Galias, Editorial Sarpe.

Tácito. (1991). Agrícola, Editorial Gredos.

Tácito. (1991) Anales, Editoria Gredos.

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