Ir al contenido principal

LA SOMBRA DEL GALILEO

“La celda era oscura. Hace muy poco, la gente me empujaba y atropellaba por el pánico. Ahora estaba solo. Me estallaba la cabeza. Me dolían todos mis miembros. Los soldados, al principio, asistían indiferentes a la manifestación. Incluso tomaban parte en ella. Y gritaban con los demás. Nadie sospechaba que eran agentes provocadores, hasta que sacaron las porras que llevaban escondidas y comenzaron a apalearnos. La mayoría de los manifestantes se dispersaron huyendo. Algunos murieron pisoteados”. Esta cita pertenece a la novela de Gerd Theissen, cuyo título encabeza nuestro escrito. La obra narra sobre la historia de Andrés, un judío opositor, que es apresado y convertido en espía por los romanos. Su misión es seguir el paradero de una secta religiosa que ha ganado popularidad en Palestina y cuyo líder se hace llamar el “Mesías”. Cualquiera sea nuestra opinión hacia el cristianismo, debemos reconocerlo como uno de los fenómenos más gigantesco de la historia humana, ya sea por la movilización de masas que alcanzó como por su pervivencia en el tiempo. Pero queremos dejar en claro al lector que no deseamos relatar la vida de Jesús. Mucho menos inmiscuirnos en el debate sobre la fiabilidad documental en torno a su existencia. Parafraseando a Carlo Ginzburg, el historiador no debe trasnocharse en la búsqueda de la verdad sobre lo que dictan las fuentes. Al contrario, la importancia radica en las preguntas que surgen de la lectura de los documentos. A partir de esta premisa, nos proponemos indagar las fuentes documentales y bibliográficas para reconstruir el contexto que dio lugar a las primeras congregaciones cristianas. Creemos que el análisis del proceso de transformación del cristianismo en los primeros siglos de vida, contribuye a una mayor comprensión de este importante fenómeno y puede resultar un asunto de extrema actualidad.

“La ultima cena”, pintura realizada por Leonardo Da Vinci entre 1495-1498


Un caldo de cultivo

En el Siglo I dC., Jerusalén era una de las ciudades más importantes de la región oriental del Imperio romano. Vivían alrededor de 200 mil habitantes, principalmente judíos palestinos, egipcios, helenos, sirios y romanos. De hecho, si tomamos el corpus doctrinario del cristianismo podemos notar una pluralidad de elementos de otras tradiciones religiosas: la concepción de la vida eterna en el Antiguo Egipto; la moralidad y la iconografía del culto a Mitra por los soldados romanos; y el mesianismo del judaísmo, por citar algunos ejemplos.

Maqueta del Templo de Jerusalén en Siglo I dC. (Fuente Wikipedia)

La mayoría de la población de Jerusalén eran pastores, pescadores, tenderos, artesanos, buhoneros y agricultores. Su principal fuente de ingresos eran las peregrinaciones al Templo. Alrededor de este edificio se levantaba un mercado donde se comerciaba artesanías, animales de corral, pescados y productos agrícolas. El geógrafo griego Estrabón se refirió a este suceso: “Dios se convirtió para los judíos palestinos en un medio importante de asegurar su subsistencia”. Los ingresos de los trabajadores se dividían en el pago del diezmo al Templo y los impuestos a los romanos. En la región de Palestina, los romanos tercerizaban la recaudación fiscal en manos de la clase sacerdotal (saduceos). Esta actividad era compartida con los funcionarios del rey, un títere cuya elección y desempeño se monitoreaba desde Roma.

Gracias al manejo impositivo, los altos sacerdotes controlaban otro importante negocio: la usura. Cuando un campesino o pescador no podía continuar abonando las cargas tributarias, los sacerdotes oficiaban de prestamistas a cambio de un interés que era descontado de la producción agrícola o pesquera. Los intereses eran exorbitantes y, en algunos casos, podían alcanzar hasta el 75% del préstamo concedido. Esto derivaba en las pérdidas de propiedades y el crecimiento de los proletarii (personas sin propiedad y trabajo) cuya salida a su desesperante situación era: integrar las bandas de ladrones que saqueaban las caravanas y se refugiaban en el desierto o formar parte de las grandes filas de mendicantes que dormían en los alrededores del Templo y subsistían en base a limosnas entregadas por sacerdotes o peregrinos.

Bajo este contexto comenzaron a surgir distintos líderes religiosos que, haciéndose llamar como el rey de los judíos o mesías, criticaban la exacción de los sacerdotes o la opresión extranjera. A cambio, planteaban el reino de Dios como un salvoconducto a una población cada vez más subsumida en la miseria. 

Derribar el árbol podrido

En un pasaje de La última tentación de Cristo (1988), el controvertido film dirigido por Martin Scorsese, se puede ver a Jesús en medio del desierto preguntándose: ¿Qué quiere Dios de mí? Mientras, entre todas las tentaciones que le ofrece satanás, le concede un árbol con frutos podridos. Jesús toma un hacha y lo derriba sin miramientos. ¿Qué significa esta moraleja? Geza Alfoldy sostiene que el cristianismo surgió como un movimiento de resistencia opositor al Imperio Romano. Su rechazo a toda la simbología romana y el culto al Emperador iba más allá de un simple problema de carácter religioso o cultural. Representaba un profundo cuestionamiento a la principal figura de poder. 


La última tentación de Cristo (1988) fue una película dirigida por Martin Scorsese

Pero el surgimiento del cristianismo no solamente se trató de una suerte de insurrección de liberación nacional frente al yugo romano. También se opusieron a las clases dirigentes nativas. Estas comunidades, compuesta por campesinos y pescaderos, no se forjaron en el seno del judaísmo ortodoxo sino en oposición a él. La exacción en materia impositiva por parte de los altos sacerdotes derivaba en el empobrecimiento de la población. Cuando Jesús expulsa a los mercaderes del Templo, podría estar expresando el odio de las masas sobre sus opresores. En la epístola de San Juan puede extraerse el siguiente fragmento:

Y ahora, ricos, llorad, lanzad lamentos por las miserias que os esperan. Vuestras riquezas se han convertido en podredumbre y vuestras vestimentas las han comido los gusanos. Vuestro oro y dinero han enmohecido, y el moho será un testimonio contra vosotros y os devorará vuestras carnes como un fuego

La cita nos permite visualizar el antagonismo social expresado entre ricos y pobres. Además, muestra que el origen de algunas de las primeras congregaciones cristianas estuvo asociado a un desprecio de las leyes tradicionales. Para la concreción de sus demandas, era necesario el uso de la violencia tal como se puede leer en el siguiente versículo de la epístola de Lucas donde Jesús declara:

No penséis que he venido para meter paz en la tierra: no he venido para meter paz, sino espadas (…) Ahora el que tiene bolsa, tómela y también la alforja, y el que no tiene, venda su capa y compre espada. Porque os digo, que es necesario que se cumpla todavía en mí aquello que está escrito.

Otro aspecto importante fue el fenómeno internacional que dio lugar al cristianismo. En varios puntos del Imperio romano surgieron insurrecciones frente a la opresión imperial y las clases dirigentes locales. Por ejemplo, en Alejandría (Egipto) los campesinos se rebelaron contra los impuestos abrumadores sobre la producción agrícola. En Galia e Hispania, transcurrieron una serie de sublevaciones en contra de las requisiciones forzadas de granos. Sobre esta situación de decadencia, las sectas cristianas comenzaron a reproducirse. Una de las principales menciones sobre Jesús en las fuentes paganas habría sido de Tácito. En Annales, el historiador romano escribió:

Nerón [Emperador] acusó a personas llamadas por las gentes como cristianos y quienes eran odiados por sus fechorías culpándolos y condenándolos a los mayores tormentos. El Cristo de quien habían tomado el nombre, habría sido ejecutado en el reino de Tiberio [Emperador] por el procurador Poncio Pilatos (…) Aunque estos hombres eran verdaderos criminales que merecían los más severos castigos, había una pública simpatía hacia ellos.

Si bien el fragmento citado fue criticado por su veracidad dado que no menciona las actividades y enseñanzas de Cristo, nos ofrece una primera pista sobre la propagación de los cristianos en las ciudades y su persecución por las autoridades romanas. Algunos historiadores remarcaron el carácter transgresor o subversivo de las primeras congregaciones cristianas por su denuncia al enriquecimiento de los altos sacerdotes judíos y los funcionarios romanos. Un segundo indicio se refiere a la adhesión que adquirió la corriente cristiana entre la población laboriosa.  

Todo lo solido se desvanece en el aire

 En la Pasión de Cristo, los episodios evangélicos componen la última etapa de la vida de Jesús. Este relato comienza desde la entrada triunfante del líder cristiano a Jerusalén hasta su encarcelamiento, condena y ejecución. Karl Kautsky se preguntaba sobre los motivos que suscitaron el tránsito de una situación de efervescencia social, donde Jesús tiene a su merced el poder del Templo, a su posterior encarcelamiento y condena sin ofrecer la menor resistencia. Creemos que la respuesta se encuentra en el contexto que fueron escritos los cuatro evangelios (Mateo, Lucas, Marcos y Juan) seleccionados y canonizados por la Iglesia Católica en el año 185 dC.

Imagen iconográfica que muestra a los 4 evangelios (Fuente Catholic.net

Los dos primeros evangelios, Marcos y Lucas, habrían sido escritos entre el 67 a 75 dC.  Su redacción coincidiría con la insurrección de los judíos y la ocupación del Templo. Ambos textos, ofrecerían una visión de un Jesús combativo y radicalizado como expresión de la resistencia judía frente al extranjero y las elites locales. Sin embargo, la destrucción del Templo de Jerusalén (70 dC.), en manos del ejército romano, marcaría una suerte de parteaguas en la cosmovisión cristiana al desplazarse la postura revolucionaria por una tendencia conciliadora o pacificadora.

 En el evangelio de Mateo, supuestamente redactado entre 75 a 85 dC., puede leerse la siguiente frase: Felices los pobres de espíritu, pues el reino de los cielos os pertenece. Felices quienes tienen sed de justicia, ellos serán saciados. A través de esta frase, podemos deducir que los pobres y hambrientos se han transformado en pobres de espíritu y sedientos de justicia. Mientras, el reino de Dios no es más que el reino de los Cielos. El radicalismo detrás de las primeras congregaciones cristianas es remplazado por una religión pacificadora que ofrece consuelo al prójimo en la otra vida. Por último, el evangelio de Juan, el más moderno de los cuatro, es el escrito donde más se pronuncia la esencia pacificadora de Jesús. A diferencia de los evangelios restantes, este texto establece una mayor delimitación entre la congregación cristiana y la comunidad judaica. Sino, nos es difícil de explicar como un pueblo que apoyó fervientemente a Jesús y lo acompaño hasta la puerta del Templo, de manera expeditiva pasaba a odiarlo y desear enfáticamente su crucifixión ante un crimen como el tratar de liberar a la población del opresor.    

Burocratización

Aquellas características que dieron a la corriente cristiana su carácter rebelde habían sido derrotadas. El Reino de Dios en la Tierra desapareció para dar lugar al Reino de los Cielos. Esta concepción de una vida feliz y la salvación eterna comenzó a atraer a las clases opulentas que, a través de la caridad, creían lograr una atenuación de la miseria. El ingreso de los ricos generó un debate al interior de las congregaciones tal como lo demuestra la Epístola de Santiago, escrita en el Siglo II:

Si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y de preciosa ropa, y también entra un pobre con vestidura vil y tuvieras respeto al que trae la vestidura preciosa y le dijereis: “siéntate tu aquí en buen lugar”. Y dijereis al pobre: “estate tu allí en pie; o siéntate aquí debajo de mi estrado” ¿No juzgáis en vosotros mismos y venís a ser jueces de pensamientos malos? (…) Más vosotros habéis enfrentado al pobre (…) Más si hacéis excepción de personas cometéis pecado.

La cita nos permite reflejar que el ingreso de los sectores opulentos comenzaron a modificar la composición social de las congregaciones. Además, la paulatina consideración al rico disipó el carácter combativo de las organizaciones cristianas y propició una división interna: los miembros comunes, que predicaban, compartían las labores y las comidas; y los maestros, aquellos encargados de guiar y orientar al grupo sin necesidad de trabajar manualmente. Estos vivían de los ingresos provenientes de las donaciones y los diezmos del resto de los miembros. En el diálogo entre Pablo y los Corintios, él les expresa la obligación de los miembros con su maestro, el cual no tiene obligación de trabajar. Porque él es un apóstol y vio a Jesús el Señor Nuestro

La curación del ciego (1567), pintura realizada por El Greco (Fuente Wikipedia)  

A medida que se ensanchó la brecha interna dentro de la congregación, la organización comenzó a nombrar obispos y administradores en la misma medida que se incrementaba sus lazos con los Estados. La Iglesia Católica se creó a partir de una estructura cada más poderosa, un corpus ideológico que le otorgaba una cohesión interna y un funcionariado que se asemejaba a una casta. La nueva institución no condenó la esclavitud, sino que la justificó en función de sus grandes propiedades de tierras con mano de obra esclava.

 Aquellas congregaciones que rechazaron cumplir con las decisiones de los Concilios fueron expulsadas, excluidas del cuerpo central o directamente excomulgadas. En este contexto, ser separado de la iglesia representaba la expulsión de la sociedad. Una situación diametralmente opuesta y a la sombra de los principios que fundaron aquellos pequeños grupos de tenderos, campesinos y pescadores palestinos en Galilea.

 Hasta la próxima…


Léase

Alfoldy, Geza. (1996). Historia social de Roma, Alianza Universal.

Engels, Frederich (1894/1895). “Contribución a la historia del cristianismo primitivo”, Die Neue Zeit, vol. I, pp. 4-13 y 36-43. Enlace: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1894/crist-prim.htm.

Ginzburg, Carlo. (2010). El hilo y las huellas. Lo verdadero, lo falso, lo ficticio, Fondo de Cultura Económica.

Harnack, Adolf. (2011). What is Christianity. Williams and Norgate.

Kautsky, Karl. (2013). El cristianismo. Sus orígenes y fundamentos, Editorial Marat.

León, Abraham. (1975). Concepción materialista de la cuestión judía, Ediciones El Yunque.  

Theissen, Gerd. (2011). La sombra del galileo, Ediciones Sigueme.

Weber, Max. (2003). Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica. 


Para colaborar con Munin y Hugin puedes hacerlo
Transferencia: cajon.lana.atril (Bco Nación/José Barraza)
Cafecito: https://cafecito.app/muninyhugin














Comentarios

  1. Un escrito histórico. Una visión de cómo se desarrollaba la vida de los contemporáneos de Jesucristo. Gracias

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

CALÍGULA ¿UN PERSONAJE MONSTRUOSO?

   La historia de Cayo Augusto César Germánico (12 d.C-41 d.C), popularmente conocido como Calígula, aún despierta interés en el público a pesar de la corta duración de su mandato. La razón de tal curiosidad podría estribar en ciertos aspectos oscuros de su vida y su personalidad. Su primer biógrafo, Suetonio, se encargó de describir a nuestro personaje como cruel, despótico, depravado y maníaco. Esta descripción recorrió siglos y siglos hasta llegar a nosotros. Aunque ya existen algunas investigaciones que cuestionan la versión oficial de la vida de este joven emperador, en el presente escrito nos proponemos analizar críticamente la vida de este controvertido individuo. Así, podremos obtener una mirada global del contexto histórico donde vivió Calígula y una hipotética respuesta acerca de las razones por la cual se ganó tantos  (des)calificativos.   Recreación del rostro de Calígula (fuente Antigua Roma al día) Pax Julia-Claudia   Al igual que los primeros emperadores, Calígula perten

ESTADO DE EXCEPCIÓN Y DICTADORES EN LA ANTIGUA ROMA

En la época moderna, intelectuales como Nicolás Maquiavelo, Thomas Hobbes o Jacques Rousseau, consagraron una serie de escritos que concebían al Estado de Excepción como el último recurso institucional para salvaguardar la Constitución de los noveles Estados nacionales. Por este motivo, se interesaron en las instituciones romanas y recurrieron a las exposiciones de Tito Livio, Salustio, Plutarco o Cicerón. De este modo, se fundó una tradición que llegó hasta la actualidad. Politólogos, juristas y filósofos reconocen que el Estado de Excepción es un instrumento necesario para garantizar el orden social. Esta idea fue representada Carl Schmitt, un reconocido teórico político alemán contemporáneo. Schmitt sostuvo que “la excepción es un concepto general de la teoría del estado que implica la facultad en principio ilimitada que tiene el soberano para dictar la suspensión del orden vigente en su totalidad”. La presente nota tiene como objeto acompañar al lector en un recorrido que se remont