En su conocida obra, El 18 Brumario de Luis
Bonaparte, Karl Marx indagó sobre el ascenso del sobrino de Napoleón al
gobierno de Francia luego de un golpe de estado en la Asamblea Nacional. Esto
sucedía en el marco de la agonía de la segunda revolución francesa que había
derrocado a la monarquía parlamentaria de Louis
Philippe de Orleans [Luis Felipe I]. Pero lo novedoso del escrito de Marx no se encuentra
en la reconstrucción de los sucesos políticos en Francia sino en la
introducción de una categoría conceptual, el bonapartismo, para explicar el
proceso de concentración de poder bajo figura de Bonaparte para atenuar la
conflictividad social sin modificar los antagonismos de clase. Esto implicaba
una política de arbitraje que combinaba algunas concesiones a campesinos, por
ejemplo, y el mantenimiento de los privilegios de la aristocracia financiera
francesa. Sin embargo, ¿los gobiernos bonapartistas son un fenómeno del sistema
capitalista? ¿Pudieron existir algunas experiencias históricas que precedieron
a Luis Bonaparte? En esta nueva entrega, le traemos al público lector un
antecedente. Aunque puede resultar extraño a la mirada de todos, nos
remontaremos a la antigua Babilonia, ciudad ubicada en el centro de la región
mesopotámica. En nuestro escrito contaremos la vida del rey Hammurabi, el
creador del famoso código y su Ley de Talión, popularmente conocida por
su frase “ojo por ojo y diente por diente”.
Hammurabi (Rey de Babilonia)
Un contexto adverso
Hammurabi
subió al trono babilonio en un clima de profunda crisis política y social.
Aproximadamente en el 1820 a.C, la región se encontraba dividida entre
facciones étnicas y militares. Por un lado, la facción oficial encabezada por
el rey Rim-Sim de la ciudad-estado de Larsa, provenientes de las tribus
elamitas y amorritas. Por el otro, la oposición integrada por Hammurabi
proveniente de Babilonia, que agrupaba las ciudades-estados del norte de la
Mesopotamia. Los enfrentamientos militares entre sectores duraron una década
con la victoria del bando babilonio y la unificación de la región.
Mapa del
Imperio paleobabilónico tras las conquistas de Hammurabi, hacia 1750 a. C (Fuente Wikipedia).
El
ascenso al trono del rey babilonio transcurrió en el marco de una tendencia
hacia la privatización de las tierras
fiscales y el comercio público en manos de los awilu (hombres libres) y los sacerdotes. Frederich Engels sostuvo
que la creación de la “industria de la domesticación y el cultivo”, en
referencia al desarrollo de la ganadería y la agricultura, produjo una “grieta”
dentro de las primeras formaciones sociales con la creación de las
ciudades-estados. Se dio lugar a un paulatino proceso de concentración privada
de las actividades económicas y las relaciones sociales donde la figura real
solo cumplía un rol simbólico. Esta situación se profundizó con el
desplazamiento del poder político del Palacio, la residencia real, hacia el
Templo que se convirtió en el centro económico, administrativo y judicial de la
ciudad-estado.
El
proceso de privatización de las tierras se tradujo en el incremento de la
diferenciación social entre los awilu y
los mushkenu (el que se inclina). Los primeros eran personas no sujetas
a nadie, con derecho a propiedad y ocupaban los principales puestos de
responsabilidad política, religiosa y militar. Dentro de este sector surgía la
familia real. En el caso de los mushkenu era
un sector compuesto por campesinos, pastores y pescadores. Eran el sector
mayoritario de la población y los que estaban sujetos al pago del tributo al
Palacio o el Templo. Sin embargo, aquellos campesinos que no podían abonar sus
deudas o se arruinaron como resultado de una crisis agrícola perdían sus
tierras en manos del Estado o los terratenientes. Caían en relación de dependencia o eran subalternos, una forma de servidumbre donde debían abonar prestaciones en trabajo o
especie, conocidas como corvea.
¿Un rey “populista”?
Como
mencionamos anteriormente, Hammurabi llegó al poder en un cuadro de retroceso
del poder estatal y un incremento de la brecha social. Entre sus principales
medidas fue la reducción de los privilegios políticos y económicos del Templo.
Actividades comerciales o de administración de la justicia, pasaron a manos
de los funcionarios reales. En relación al comercio privado, si bien Hammurabi
no lo prohibió introdujo una serie de gravámenes con el fin de favorecer las transacciones públicas. No obstante, los responsables de llevar a cabo los intereses
estatales en materia económica fueron elegidos entre los awilu cercanos al rey. Estas medidas favorecieron a la elite babilonia que apoyó el ascenso del nuevo rey, mientras que las facciones opositoras del sur de la región fueron las más perjudicadas.
Estas
medidas ameritaban un proceso de centralización política y la constitución de
una capital. A través de esta unificación se formó el concepto de Babilonia
“como país” tal lo demuestra este fragmento del prólogo del Código de Hammurabi:
(Yo soy) Hammurabi, el pastor, el elegido de Enlil; (soy) el
que amontona opulencia y prosperidad; el que provee abundantemente toda de
suerte de cosas para […] (Soy) el que tempestea en las Cuatro Regiones (del
mundo); el que magnifica el nombre de Babilonia […] (Soy) descendiente de la
realeza […] Soy el dios de los reyes, el que conoce la sabiduría; el que
extiende los cultivos de Dilbat; el que llena los silos para Urash, el audaz.
En
la cita también puede visualizarse la idea de un rey que se presenta ante sus
súbditos como un buen padre, un rey justo
y recto. Pretende un equilibrio social y económico donde su figura debe
prestar atención a las clases sociales más desprotegidas, y que sirva para
contener la privatización de las actividades económicas y el empobrecimiento
del campesinado.
En
materia social, Hammurabi dictó medidas de desgravación fiscal para pescadores
y campesinos libres, la cancelación de deudas y de la esclavitud por deudas
bajo la consigna de restablecer la
justicia en el país. En materia militar, el proceso de centralización
incluyó la conquista de territorios y la asignación de territorios a soldados.
En un documento judicial, se puede leer la protesta de un terrateniente del sur
de la región ante Hammurabi:
Así (habla) Hammurabi. Sin-ishmeanni, hombre de Kutalla, cultivador de dátiles de Dilmun, me ha informado lo siguiente: “Shamash-khasir [un funcionario real] me ha quitado el campo de mi propiedad familiar y se lo ha dado a un soldado”. Esto es lo que ha hecho saber. ¿Desde cuándo se ha quitado un campo de propiedad ilimitada?
Claramente
se puede evidenciar que el rey seguía personalmente estos asuntos. La política
de adjudicación de tierras derivó en el incremento de la recaudación tributaria
hacia las arcas del Estado en beneficio de la familia real y los funcionarios
cercanos al rey. Federico Lara Peinado sostiene que, al momento de dictar los
decretos y las leyes, Hammurabi fue cuidadoso y solo deseaba mantener “el
equilibrio social” entre los sectores sociales. Cancelaba las deudas de los
campesinos, pero no prohibía el uso de la usura; asignaba tierras a soldados,
aunque no derivó en expropiaciones masivas de los grandes terratenientes;
priorizó el comercio público, pero no eliminó las transacciones privadas.
Un instrumento de propaganda
Escrito
en un monolito de diorita negra el Código
de Hammurabi es considerado como la primera elaboración escrita del derecho
durante los albores de la civilización. Constituye todo un compendio en materia
de derecho comercial, civil, penal y social que caracteriza una determinada
etapa de la humanidad. Algunos especialistas del derecho o historiadores,
consideran que el código representaba a una sociedad violenta y un Estado
despótico.
En
oposición a esta tesis, Mario Liverani sostiene que el código constituyó en un
instrumento político reflejado en su función de “guía espiritual” para el
pueblo. Justamente, la colocación de la estela en la puerta del Templo
planteaba la reivindicación de aquella institución como la garante del orden
social. Es importante aclarar que una característica distintiva de los Estados
mesopotámicos era la asociación de la realeza con las divinidades. Pero en el
caso de Hammurabi, su relación con los sacerdotes expresaba que el Templo solo
debía ser un lugar de culto y no un centro de recaudación impositiva o
actividades administrativas.
La
decisión de Hammurabi en torno a la ubicación del Código y las funciones del
Templo, fue acompañada con una reforma religiosa que se tradujo en la
centralización del panteón de las deidades en Marduk de Babilonia. La presencia
de un dios principal no implicó la eliminación de los dioses locales o
regionales, pero debían subordinarse al dios babilonio. También expresa la
unidad entre Rey, mundo divino y la comunidad humana. A diferencia de otros
reyes, Hammurabi consideraba que llegó al torno como un gestor de los dioses para aplicar la justicia y acabar con el caos social y la corrupción de
funcionarios, terratenientes y sacerdotes. Por lo tanto, su principal función es
proteger a la sociedad como un pastor cuida a su rebaño.
En este billete de Irak puede apreciarse la imagen del
Código de Hammurabi
El
Código de Hammurabi se constituyó en
un instrumento de propaganda. A diferencia de otros reyes babilónicos,
Hammurabi se presentaba ante el pueblo como un pastor o el un funcionario que amontona
la opulencia o administra justicia.
A su vez, en el propio código se destaca la figura de Hammurabi como un jefe
militar y religioso. La sucesión de hazañas militares que se pueden encontrar
en el código forman parte de las demostraciones del poder alcanzado por el
soberano. El Rey aparecía con el propósito de brindar una cohesión social
interna, con el objeto de mostrar a sus súbditos que fuera de la ciudad el
mundo es caótico y peligroso. Por lo tanto, representaba la unificación de los
diversos sectores sociales y el ocultamiento de las desigualdades económicas.
El enemigo era considerado el bárbaro que amenazaba con quemar y apropiarse de
los rebaños y cultivos. Por lo tanto, el código buscaba generar una suerte de identidad colectiva y ocultar la
relación asimétrica entre la elite dirigente y los productores libres y
subalternos.
De la
anatomía del mono a la anatomía del hombre
Invirtiendo
la frase que utilizo Karl Marx en los Grundisse
para referirse que el análisis del sistema capitalista es la clave para la
lectura de todas las organizaciones sociales previas. Desde nuestro punto de
vista, consideramos que el estudio del gobierno de Hammurabi puede ser útil
para profundizar la comprensión sobre algunos fenómenos políticos
contemporáneos y latinoamericanos como las presidencias argentinas de Juan
Domingo Perón o Cristina Kirchner, el mexicano Lázaro Cárdenas, Lula Ignacio Da
Silva o Hugo Chávez en Brasil y Venezuela, respectivamente.
El gobierno de
Hammurabi fue efímero, solo duró 40 años, en comparación con otros reinados en
la región. El surgimiento y rebelión de facciones opositoras al poder central cuya exigencia era una nueva redistribución a favor de las
elites. La ruptura del equilibrio dio lugar a un proceso de disgregación
política y el debilitamiento del Estado. La creciente vulnerabilidad de
Babilonia fruto de las pugnas internas posibilitó la intromisión militar
extranjera y la conquista del territorio a manos de los asirios.
Hasta la próxima.......
Léase
Engels, Frederich. (1986). El origen de la familia, la propiedad
privada y el Estado, Editorial Cartago.
Lara Pinedo, Federico. (2012). Código de Hammurabi, Editorial Tecnos.
Liverani, Mario. (2012). El antiguo Oriente, Editorial Crítica.
Marx, Karl. (2003). El 18 Brumario de Luis Bonaparte, Editorial Biblioteca Nueva.
Marx, Karl. (2009). Elementos Fundamentales para la crítica de
la economía política (Grundisse) 1857-1858, Tomo 1, Siglo Veintiuno
Editores.
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Cafecito: https://cafecito.app/muninyhugin
Excelente. Conciliar intereses es una tendencia habitual en las comunidades inspirada en evitar el esfuerzo inútil que impide la prosperidad y la convivencia. Cuando las mutaciones hacen inconciliables los intereses diferentes sobreviene una lucha entre ellos y el predominio de uno o -llegado el extremo- la aniquilación de uno de cada uno de los polos de la contradicción. Esta síntesis superadora permite, luego, una superación. Una vez probada por la realidad su imposibilidad de conciliar, persistir en intentarlo conduce a una parálisis, inmenasmente más dañina que aquel esfuerzo inútil que pretendió ser evitado. Les recuerda algo de nuestra historia argentina reciente?
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