Un debate recurrente en la historiografía sobre la Atenas Clásica concierne en concebir al gobierno democrático como una institución homogénea y eterna en el tiempo. Las últimas investigaciones nos ofrecen un nuevo panorama que nos otorga otra mirada acerca de la vida política en la Polis griega y una nueva visión sobre la Democracia como una categoría histórica y no exenta de contradicciones y tensiones en su interior. En el presente escrito abordaremos un aspecto interesante de la historia ateniense. Nos referimos a los mecanismos de coerción y control para atenuar las disputas entre las fracciones al interior del Estado ateniense. En este caso, analizaremos la oposición hacia la Tiranía y la concentración del poder en pocas manos.
¿Quiénes eran los tiranos?
De acuerdo a la cronología, las primeras tiranías surgieron en el marco de una crisis social que puso en juego la gobernabilidad del sistema político ateniense. Se dice que los tiranos llevaban a cabo medidas de arbitraje con el objeto de lubricar los conflictos sociales, especialmente entre los ciudadanos ricos y pobres dentro de la Polis,
En algunos casos, los tiranos lograron movilizar a grupos de ciudadanos o mercenarios que actuaban como “guardia personal” o “fuerza de choque”. En este caso podemos citar a Pisistrato (607-527 a.C) que llegó al poder a través de un Golpe de Estado, luego que la Asamblea votase la formación de una guardia compuesta por cincuenta hombres en el 561 AC. La adhesión de los sectores humildes (theomai) se debió a sus medidas tales como el desarrollo de la obra pública (construcción de templos, teatros y acueductos) y la expansión militar ateniense en la península Ática.
A modo de propaganda política, los tiranos “contrataban” los servicios de intelectuales y artistas que elaboraban esculturas u odas con el objeto de ensalzar la figura y las proezas del gobernante. En Hierón, Jenofonte reconstruye de manera ficcional el diálogo entre Simónides (poeta) y Hierón, un Tirano, sobre la diferencia entre el modo de vida de un rey y el súbdito en torno a la felicidad. Para algunos especialistas, la obra de teatro constituye una suerte de manual o guía para la conducción política donde Simónides, a modo de asesor, crítica la política del gobernante basada en su seguridad privada, el desmedido ensalzamiento de su figura y el enriquecimiento personal.
Pisistrato (607-527 a.C) gobernó en Atenas en tres ocasiones (561, 559-556 y del 546 a 527 a.C)
El derrocamiento de la Tiranía implicaba la instauración de un sistema político basado en la gestión pública. La demokratia debía contar con una serie de dispositivos que debían bloquear la concentración de poder y vigilar la actividad de los magistrados. La neutralización de las ansias de poder podía ser a través de la confiscación de bienes, la imposibilidad de ejercer la palabra en la Asamblea, el aislamiento e, incluso, el asesinato. No obstante, como sostiene el reconocido historiador Moses Finley: el sistema democrático no quedaba exento de “tensiones” y rivalidades en el seno gobernante.
El miedo a la Tiranía
El temor a la Tiranía fue un dispositivo que utilizó la Asamblea de ciudadanos para controlar la centralización de poderes en manos de algunos personajes o líderes. En términos jurídicos o técnicos, era acusado de ejercer la Tiranía o anhelar por el retorno a un gobierno tiránico todo aquel que quebrantase los principios básicos de la democracia ateniense: la Isegoría (derecho a usar la palabra en Asamblea), Isonomía (Igualdad ante la ley), e Isocratia (igualdad de derechos).
El principal castigo hacia aquellos
individuos acusados de “tirano” era el ostracismo: la expulsión de la Polis. Es importante mencionar que todo
ciudadano expulsado de su ciudad de origen perdía sus derechos políticos,
especialmente los tres pilares anteriormente mencionados. Sobre el significado
del ostracismo para los griegos podemos encontrar una evidencia en el Gorgias, la obra de Platón. Allí, el
filósofo relata como Sócrates, cuestionado por sus dudosas convicciones
democráticas y su vínculo con personajes altamente sospechados, prefirió beber
la cicuta al desarraigo y, por ende, perder su condición como ciudadano.
Tablillas con el nombre de ciudadanos que fueron acusados de ostracismo
El ostracismo y la acusación de tiranía fueron empleados
para amenazar y expulsar a dirigentes opositores al Estado. Así le fue a los
"pisistratidas", familiares y seguidores de Pisistrato. A menudo, el
miedo a la Tiranía se asociaba al temor de la llegada de un gobierno
oligárquico e, incluso, de potencias extranjeras como los persas. Operaba como
un mecanismo de coerción, manipulación y control de la Asamblea de ciudadanos. En
este aspecto podemos citar el caso de Anaxágoras, filósofo que introdujo el
concepto de nous (pensamiento) y
amigo personal de Pericles, fue acusado por Tucídides de “ateísmo” (por
ejemplo, sostenía que el Sol era una masa de hierro candente) y simpatizar con
los persas.
Cuando el temor paraliza
Resulta interesante como se incrementaron las denuncias de amenaza al gobierno democrático dentro de las instituciones atenienses en la misma medida que se depuraba la Asamblea de los ciudadanos opositores. A través de la idea de un “enemigo común” (persas, tiranos, aristócratas) se suprimían las divergencias políticas bajo un clima de cohesión social.
No fue casualidad que la legislación "antiránica" y el reforzamiento del control sobre la Asamblea ciudadana coincidiese con el levantamiento encabezado por las mujeres atenienses, quienes reclamaban, nada menos, que el reconocimiento de ciertos derechos cívicos. Recordemos que en la antigua Grecia era una obligación de las mujeres cuidar y administrar el oikos (unidad productiva/hogar) y resguardar a los hijos (los futuros ciudadanos). Por lo tanto, tenían vedado el acceso a los asuntos del Estado.
El propio Tucídides sostuvo que el "miedo a la tiranía" generó un clima de desconfianza, temor y parálisis entre los ciudadanos en Atenas. Más precisamente, propició el terreno para que la facción aristocrática u oligárquica orqueste un Golpe de Estado y conquiste el poder político de la Polis en el 410 AC.
¿No resulta ilustrativo para nuestro presente? Hasta la
próxima entrega….
Lease
Paiaro, Diego. (2016). “El miedo a la tiranía: la protección de la democracia en el régimen político ateniense” en Campagno Marcelo, Regímenes Políticos en el Mediterráneo Antiguo, PESCEA.
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