Ir al contenido principal

Contención y diplomacia: la estrategia de seguridad de Estados Unidos ante el avance soviético, 1947-1953

 La Guerra Fría enfrentó a EE.UU. y la U.R.S.S. y organizó todos los conflictos mundiales por 45 años. Sin embargo, éste enfrentamiento no fue directo, sino que se expresó en numerosas guerras o conflictos bélicos de baja intensidad que opusieron a los aliados de ambos bandos. Un aspecto central de este período fue que la creciente capacidad nuclear de ambos contendientes aseguraba, hacia la década del 60, la destrucción mutua (M.A.D.) en caso de guerra. Asimismo, durante la Guerra Fría se verificó una asombrosa proliferación de armamento a escala mundial. En este trabajo presentaremos la dinámica de la política de seguridad de Estados Unidos en los primeros años del enfrentamiento.

 

Capitalismo vs Comunismo

El conflicto opuso a dos organizaciones sociales y a dos ideologías contradictorias. Por un lado, EE.UU. tenía una organización social capitalista basada en la propiedad privada de los medios de producción, una economía de libre mercado y un sistema político fundado en una Constitución y una democracia parlamentaria pluripartidista; y poseía una ideología centrada en el liberalismo político y económico, y el respeto a la libertad individual. Por el otro lado, la U.R.S.S. estaba ordenada desde lo social a partir del llamado socialismo real, que suponía la propiedad estatal de todos los medios de producción, la planificación estatal de la economía, y un sistema político de partido único; y ostentaba una ideología que enfatizaba la igualdad social y el bien colectivo, y que, desde lo discursivo, planteaba la necesidad de lograr una revolución mundial para instaurar el socialismo a escala planetaria.

 La Guerra Fría determinó importantes cambios en la política exterior norteamericana que se explican por la profunda transformación que hubo en la sociedad y la estructura social de EE.UU. Durante toda su historia, EE.UU. había evitado concertar alianzas permanentes. Sin embargo, la conclusión de la Segunda Guerra Mundial marcó también el fin de las tendencias aislacionistas y la participación del país en diferentes organismos internacionales. Por ejemplo, en 1949 ingresó en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que vinculó a EE.UU. con Canadá y varios países de Europa Occidental en un pacto de defensa permanente. Un segundo ítem inédito fue el notable desarrollo del aparato militar norteamericano que se destinó a financiar la carrera armamentista con la U.R.S.S. y consumió un porcentaje creciente del presupuesto de EE.UU. Por último, otro aspecto novedoso fue el apoyo brindado por los estadounidenses a dos potencias colonialistas como Francia e Inglaterra, ya que en el pasado EE.UU. había sido una fuerza anticolonialista.

Los orígenes

 Si bien desde la Revolución de 1917 existía tirantez entre EE.UU y la U.R.S.S, durante la parte final de la Segunda Guerra Mundial, sus relaciones empezaron a descomponerse de forma acelerada. En noviembre de 1944, durante la conferencia de Teherán entre el presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt, el primer ministro británico Winston Churchill y el primer ministro soviético Iósif Stalin aparecieron discrepancias acerca del modo de estructurar el dominio posbélico de Europa Oriental al fin de la guerra. 

Los mismos representantes se reunieron en Yalta en febrero de 1945. Allí EE.UU. aceptó el dominio soviético sobre el Este de Europa a cambio del compromiso de la U.R.S.S. de, por un lado, propiciar elecciones libres en esos países y por el otro, apoyar el esfuerzo bélico en el Pacífico y en la creación de la Organización de las Naciones Unidas (O.N.U.) El objetivo inmediato de EE.UU. era que la alianza triunfe en la guerra, para lo cual era imprescindible el aporte de hombres por parte de la U.R.S.S. Sin embargo, un propósito permanente de Estados Unidos era mantener el equilibrio de poder internacional evitando el surgimiento de un nuevo estado totalitario que pudiese ponerlo en peligro. Fueron las características totalitarias del régimen soviético las que condujeron a F.D.R. a intentar implementar una estrategia que combinaba la contención de la U.R.S.S. con la meta de integrarla al orden de posguerra. 

                             Stalin, Roosevelt y Churchill en la Conferencia de Teheran 

 El 26 de Julio de 1945, en Postdam, Stalin, Churchill y el nuevo presidente norteamericano Harry S. Truman (asumió la presidencia tras la muerte de Roosevelt el 12 de abril de 1945) decidieron la desmilitarización de Alemania sin lograr un acuerdo definitivo sobre éste país y Europa Oriental, y exigieron la rendición a los japoneses. 

En Agosto, EE.UU. lanzó dos ataques aéreos utilizando bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki poniendo fin a la guerra en el Pacífico y generando encono e intimidación entre los soviéticos ya que no conocían los planes de su supuesto aliado. Por su parte, la U.R.S.S., violando el acuerdo de Yalta, realizó una brutal sovietización de los estados de Europa Central y Oriental que si bien respondía a razones puramente defensivas (evitar una nueva invasión desde el Oeste creando una “zona de influencia”), fue percibida desde EE.UU. como el intento de expandir el modelo soviético por todo el mundo. 

De este modo, Truman endureció las políticas estadounidenses hacia la U.R.S.S. aplicando una estrategia de quid pro quo, que buscaba condicionar la ayuda económica hacia los soviéticos en función de su cooperación política. Sin embargo, ni éste condicionamiento, ni la posesión de la bomba atómica por parte de EE.UU. influyeron en la U.R.S.S. que, basándose en su autosuficiencia y el férreo control político ejercido por Stalin, prosiguió con la inclusión dentro de su esfera de los estados de Europa Central y Oriental.

                          Churchill, Truman y Stalin en Postdam
 

La contención

 El conocido telegrama de George Kenan de principios de 1946, le dio un soporte conceptual a la nueva política exterior de EE.UU. conocida como contención. Esta política tenía como meta contener a los soviéticos a largo plazo y se basaba en el tácito reconocimiento del avance de la U.R.S.S. en Europa Oriental, a la vez que planteaba frenar de forma paciente y firme cualquier nuevo intento soviético de expansión.

Kenan sostenía que los dos objetivos fundamentales de la política exterior norteamericana eran preservar la seguridad del país y el bienestar de su pueblo. Tomando como premisa la diversidad de los intereses de las naciones en el orden internacional, la política de EE.UU. debía buscar bloquear los acercamientos o las coaliciones entre países potencialmente hostiles a EE.UU., promoviendo así un equilibrio de poder mundial. Otra proposición básica de Kenan era que los medios con los que contaba EE.UU. eran limitados y, por lo tanto, debían defenderse del avance soviético en primer término a los centros de poder industrial, las fuentes de materias primas claves y los puntos defensivos críticos. 

De este modo, Kenan señalaba que la contención debía desplegarse en tres etapas. En primer lugar, era necesario promover la autoconfianza de las naciones de Europa y Asia acechadas por el expansionismo soviético a partir de la ayuda económica y militar. En un segundo término, EE.UU. tenía que incitar la tensión entre el movimiento comunista internacional y los soviéticos para debilitar la ampliación de la influencia internacional de la U.R.S.S. Por último, era preciso intentar modificar el concepto soviético de las relaciones internacionales para lograr, a largo plazo, una negociación que finalice con la Guerra Fría.

                                         George Kenan


 La Doctrina Truman, oficializada por el presidente en su famoso discurso de marzo de 1947, implementó, en gran medida, las dos primeras etapas de la contención conceptualizada por Kenan. En primer lugar, en coincidencia con la idea planteada por Kenan en cuanto a la necesidad de atender a una jerarquía de intereses en la política exterior, la administración Truman robusteció la defensa y la ayuda para Europa Occidental, Japón, los países del Mediterráneo y Oriente Medio. Por ejemplo, ante las tentativas de guerrillas izquierdistas apoyadas por U.R.S.S. de tomar el poder en Turquía y Grecia, EE.UU. sostuvo a los gobiernos pro-occidentales y anticomunistas de estos países aportando ayuda económica y militar. Sin embargo, la medida clave de EE.UU. en este período fue el monumental programa de ayuda económica para Europa Occidental conocido como Plan Marshall. La reconstrucción de la economía europea era percibida por el gobierno de EE.UU. como una acción crucial para mantener vivas a las instituciones libres y democráticas de Europa en un contexto de caos, hambre y desesperación. La metas del plan eran prevenir un triunfo comunista y contribuir a la vez al surgimiento de nuevos centros de poder independientes. De esta forma, dando primacía a los medios tecnológicos y económicos sobre los militares la primera fase de la estrategia de Kenan fue aplicada fielmente por Truman. 

En segundo término, la administración Truman, en concomitancia con el planteo de Kenan, estimuló la fragmentación del movimiento comunista internacional. En este sentido, el ofrecimiento de ayuda económica en el contexto del Plan Marshall a los países europeos ubicados en la esfera soviética, el apoyo a la Yugoslavia del Mariscal Tito, que había salido de dicha esfera; y el envío de señales favorables a China (buscando acentuar las diferencias entre Mao y Stalin) deben verse como tentativas relacionadas con la división del bloque comunista internacional liderado por la U.R.S.S. 

Por último, la tercera fase del planteo de Kenan no fue implementada por EE.UU. Ciertas medidas tomadas entre 1948 y 1950 como la creación de la O.T.A.N., el establecimiento de la República Federal de Alemania, la permanencia de tropas norteamericanas en Japón y el proyecto de fabricación de la bomba de hidrógeno debilitaron las tentativas retóricas de negociación con los soviéticos. Prueba de esto fueron las reacciones de la U.R.S.S., que endureció su dominio sobre Europa Oriental y aceleró las pruebas para hacer operativas sus armas atómicas. El elevado grado de enfrentamiento entre las dos superpotencias no era el contexto adecuado para encarar la tercera etapa de la estrategia delineada por Kenan y, de esta forma, se fue desplegando un proceso de militarización de la contención. 

La guerra de Corea y el NSC-68

 La declaración del National Security Council número 68 elaborada e implementada desde 1950 constituyó un viraje con respecto a la estrategia anterior. En primer lugar, NSC-68 diluía la jerarquía de intereses previa y planteaba una defensa global del planeta frente a cualquier intención expansiva de la U.R.S.S. En este sentido, los medios de EE.UU. para enfrentar a la amenaza comunista se percibían como eternamente crecientes en consonancia con la aplicación de políticas de tipo keynesiano en el plano interno.

La expansión de la economía estadounidense sería la fuente de recursos necesaria para ampliar la capacidad de contención de la política de seguridad exterior. Asimismo, a diferencia de la política precedente que combinaba medios políticos, económicos, militares y psicológicos para contener a los soviéticos, NSC-68 se apoyaba claramente en la utilización de medidas militares. De esta forma, el objetivo era disminuir la ventaja a favor de los soviéticos con relación a las fuerzas militares convencionales reduciendo la dependencia de las armas atómicas. La persecución anticomunista desplegada por el macartismo en EE.UU., sin duda impulsó esta nueva estrategia porque propició el pasaje de una percepción negativa a un poder potencialmente totalitario como el soviético a una visión hostil de todo el movimiento comunista en general. El concepto central de la estrategia era contener cualquier intento de avance comunista en el mundo de manera simétrica, es decir, utilizando los medios militares justos sin producir una escalada innecesaria en los conflictos.

                       La guerra de Corea                

A mediados de 1950 Corea del Sur recibió el apoyo de los EE.UU frente a la invasión lanzada desde Corea del Norte (comunista). Las tropas al mando del General Douglas Mac Arthur hicieron replegarse a los norcoreanos y avanzaron hacia el norte, cosa que motivó el ingreso de China a la guerra y el retroceso de los surcoreanos hacia la frontera inicial. Así, la guerra de Corea quedó estancada y promovió la triplicación del presupuesto de defensa norteamericano en el espíritu del NSC-68 y un mayor impulso a la carrera armamentista, específicamente a la producción de la bomba de hidrógeno.

La guerra de Corea también pareció confirmar otros dos supuestos del NSC-68. En primer lugar, la necesidad de equilibrar la capacidad militar convencional de EE.UU., y en segundo término, la idea de que la credibilidad de EE.UU. dependía de controlar el avance comunista más allá de la importancia estratégica de las regiones en disputa. Las desinteligencias entre Truman y Mac Arthur culminaron con la remoción de este último, pero impulsaron la campaña anticomunista del Partido Republicano. De esta forma, la parálisis del conflicto asiático sumada a la política de persecución interna liderada por el senador Joseph McCarthy contribuyeron a desprestigiar a los demócratas que fueron derrotados en las elecciones de 1952 por el candidato republicano Dwight D. Eisenhower. 

La asunción de Eisenhower y la finalización de la guerra de Corea marcaron la finalización de la estrategia basada en NSC-68 y abrieron las puertas a una nueva etapa con respecto a la política de seguridad exterior norteamericana.

 Léase

   ARON, Raymond, La república imperial: los Estados Unidos en el mundo. 1945-1972, Alianza, Madrid, 1976.

GADDIS, John Lewis, Estrategias de la contención: una evaluación crítica de la política de seguridad norteamericana de posguerra. Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericano, 1989.

GONZÁLEZ CHIARAMONTE, Claudio, “La política exterior norteamericana en el siglo XX”, en Pozzi, Pablo y Nigra Fabio (Comp.) , Huellas imperiales. Historia de los Estados Unidos de América 1929-2000, Buenos Aires, Imago Mundi, 2003.

HOBSBAWM, Eric J., Historia del siglo XX, Buenos Aires, Crítica, 1998. (1994)

SAZ CAMPOS, Ismael, “La Guerra Fría” en Historia del Movimiento Contemporáneo, Valencia, Generalitat Valenciana, 1993.

SELLERS, Charles, MAY, Henry, MCMILLeN, Neil. Sinopsis de la historia de los Estados Unidos, Buenos Aires, Editorial Fraterna, 1988.

 

Podés colaborar con Munin y Hugin a través de
Transferencia: cajon.lana.atril (Bco Nación/José Barraza)
Cafecito: https://cafecito.app/muninyhugin

 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

LA SOMBRA DEL GALILEO

“La celda era oscura. Hace muy poco, la gente me empujaba y atropellaba por el pánico. Ahora estaba solo. Me estallaba la cabeza. Me dolían todos mis miembros. Los soldados, al principio, asistían indiferentes a la manifestación. Incluso tomaban parte en ella. Y gritaban con los demás. Nadie sospechaba que eran agentes provocadores, hasta que sacaron las porras que llevaban escondidas y comenzaron a apalearnos. La mayoría de los manifestantes se dispersaron huyendo. Algunos murieron pisoteados”. Esta cita pertenece a la novela de Gerd Theissen, cuyo título encabeza nuestro escrito. La obra narra sobre la historia de Andrés, un judío opositor, que es apresado y convertido en espía por los romanos. Su misión es seguir el paradero de una secta religiosa que ha ganado popularidad en Palestina y cuyo líder se hace llamar el “Mesías”. Cualquiera sea nuestra opinión hacia el cristianismo, debemos reconocerlo como uno de los fenómenos más gigantesco de la historia humana, ya sea por la moviliz

CALÍGULA ¿UN PERSONAJE MONSTRUOSO?

   La historia de Cayo Augusto César Germánico (12 d.C-41 d.C), popularmente conocido como Calígula, aún despierta interés en el público a pesar de la corta duración de su mandato. La razón de tal curiosidad podría estribar en ciertos aspectos oscuros de su vida y su personalidad. Su primer biógrafo, Suetonio, se encargó de describir a nuestro personaje como cruel, despótico, depravado y maníaco. Esta descripción recorrió siglos y siglos hasta llegar a nosotros. Aunque ya existen algunas investigaciones que cuestionan la versión oficial de la vida de este joven emperador, en el presente escrito nos proponemos analizar críticamente la vida de este controvertido individuo. Así, podremos obtener una mirada global del contexto histórico donde vivió Calígula y una hipotética respuesta acerca de las razones por la cual se ganó tantos  (des)calificativos.   Recreación del rostro de Calígula (fuente Antigua Roma al día) Pax Julia-Claudia   Al igual que los primeros emperadores, Calígula perten

ESTADO DE EXCEPCIÓN Y DICTADORES EN LA ANTIGUA ROMA

En la época moderna, intelectuales como Nicolás Maquiavelo, Thomas Hobbes o Jacques Rousseau, consagraron una serie de escritos que concebían al Estado de Excepción como el último recurso institucional para salvaguardar la Constitución de los noveles Estados nacionales. Por este motivo, se interesaron en las instituciones romanas y recurrieron a las exposiciones de Tito Livio, Salustio, Plutarco o Cicerón. De este modo, se fundó una tradición que llegó hasta la actualidad. Politólogos, juristas y filósofos reconocen que el Estado de Excepción es un instrumento necesario para garantizar el orden social. Esta idea fue representada Carl Schmitt, un reconocido teórico político alemán contemporáneo. Schmitt sostuvo que “la excepción es un concepto general de la teoría del estado que implica la facultad en principio ilimitada que tiene el soberano para dictar la suspensión del orden vigente en su totalidad”. La presente nota tiene como objeto acompañar al lector en un recorrido que se remont